viernes, 24 de julio de 2009

Fernanda toccalino





Texto para la muestra Público-Privado
30 DE NOVIEMBRE DE 2005
MUSEO DE BELLAS ARTES JUAN RAMÓN VIDAL
CORRIENTES

Abrí el buzón de la correspondencia de mi edificio para ver si ya había llegado la factura de la luz, y me sorprendí con una tarjeta postal que me decía “hasta mañana”, sobre un fondo de tela amarillenta y con florcitas bordadas a mano.
Desde el anverso Fernanda me lo prometía. Tenía una estampilla con fotos de gauchos, el matasellos de la oficina de correo de Virasoro, y me contaba que se imprimió en agosto, que editaron 500 ejemplares y prometía seguir editando 500 más y 500 más y 500 más…

La última obra de Fernanda Toccalino es una tarjeta postal que se reproduce en series de 500 ejemplares en una imprenta de la ciudad y se envía por correo, una por día desde el 1 de septiembre de este año, a personas de todo el país y del exterior.
Es una obra, es un gesto, es una red de comunicaciones, es una usina que motoriza ideas, es un proceso.

Desde 1997, luego de instalarse a vivir en Corrientes y participar de la beca de antorchas en Posadas, deja de lado la pintura, la fotografía y el grabado tradicionales para incorporar todo, en sus instalaciones y objetos.
De esta época es la serie HISTORIA CLÍNICA, en la que utiliza fotografías de adultos enfermos y de bebes prematuros para hacer heliografías, los biombos, la silla de ruedas, los azulejos, los descartables hospitalarios y el germinador escolar.
Crea un artefacto ficticio en el que contrapone la sensación de asepsia con la de fragilidad.
Nos hace pensar en el ser humano biológico, en la vida, en el dolor de la enfermedad, en la indefensión del paciente, en la posibilidad, tal vez incierta, de curar el cuerpo.
De la misma época son las obras, ÍNDICE, LÁGRIMAS DE COCODRILO y JARDÍN DE LA SALUD. En las que utiliza hojas amarillentas de libros de texto en italiano (¿su origen?), o los imita usando acuarela. Podemos encontrarnos cajas numeradas, abiertas o cerradas, mariposas disecadas, tubos de ensayo, portaobjetos para microscopio.
Sigue habiendo una mirada hacia lo “científico”, pero desde una perspectiva diferente. Ahora ese conocimiento no nos genera la sensación de inmovilidad y asepsia, sino que registra el paso del tiempo. Hay una referencia a los proyectos, a lo por hacer, a lo que podemos saber, pero también una duda casi resignada sobre las posibilidades de ese conocimiento. Hay, tal vez, una nostálgica aceptación de la imposibilidad de las certezas.

Después nace su primer hijo, y la idea de la percepción del mundo desde los ojos del recién nacido.
Vuelve a las imágenes en blanco y negro. Son siluetas grises y de contornos imprecisos, deformadas por el ángulo de encuadre.
Podemos reconocer formas humanas, hombre, mujer, ramas de árboles, sombras proyectadas.
Ahora no remite al conocimiento científico, el tema ahora es el conocimiento del mundo a través de los propios ojos del sujeto que conoce.
Nos remite a la conciencia de nuestras limitaciones, porque estos son los ojos que tenemos para ver. Esto es lo que “pueden” ver nuestros ojos. Esto es lo que podemos ver que el otro ve. Pero ver no es saber. Es también aceptar que vas a estar solo, que vas a saber por tus propios medios. Que tu mirada no es la mía y que mi mirada no puede ser la tuya.

La profunda crisis de fines del 2001 hace que Fernanda vuelva la mirada intimista de su mundo próximo hacia su entorno de ciudadana con otros.
Aparecen los símbolos patrios y religiosos.
Una bandera vertical, hecha con trapos de piso grises azulados y blancos, en el medio el sol con esponja de acero. La cruz de los milagros insinuada por una escoba, un escurridor, un plumero y botellas de lavandina. El pizarrón de la escuela, hecho con un mantel de plástico, coronado por el gorro frigio, un cucharón, un embudo, guantes de goma, y hojas naturales de eternos laureles.
Los símbolos están construidos con objetos cotidianos del horizonte de un ama de casa.
Estas obras nos remiten a la reflexión sobre para que sirve vivir en sociedad.
Ese individuo que se asocia y deposita sus derechos individuales en un orden superior que lo debería representar, contener y proteger.
Nos hacen pensar en la contraposición del heroísmo en el bronce con el heroísmo cotidiano

De su entorno cotidiano también surgen los juguetes de cotillón que utiliza en sus amuletos
Cómo si aceptara que la ciencia no alcanza, el estado fracasa y la razón no sabe/no contesta, nos propone la magia para protegernos.
Pero es una magia de juguete, no es hechicería, no es fe dogmática, no es ritual de sometimiento a un oscuro poder sobrehumano.
Los amuletos de Fernanda pueden:
• prevenir hecatombes económicas y rupturas de promesas.
• proteger de lo desconocido, de los profesores de plástica, de los piojos y liendres, y de las hermanas que cantan la canción de Barnny.
• ayudar a ganar premios en salones y atraer planes sociales.

Fernanda nos susurra la necesidad del otro, nos alerta de la fragilidad de la existencia, nos renueva la fe y nos promete que estará mañana y mañana y mañana…

1 comentario:

  1. descripción magnífica de lo humana y sencilla que es la artista, lo tangible de su obra y esperansadora. Hasta mañana

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